Las plantas carnívoras o insectívoras son plantas que nacen
en suelos ácidos que están faltos de nitratos y fosfatos como las tierras
ácidas pantanosas y los farallones rocosos (prominente masa de tierra rocosa
que se alza sobre el mar o sobre tierra).
Debido a esta acidez o falta de nutrientes, este tipo de plantas ha
evolucionado y compensan esta falta atrapando insectos que actúan como si
fueran paquetes de abono. Hay muchos tipos de plantas insectívoras que cazan a
sus presas de distintas maneras; entre ellas destacaré las Venus atrapamoscas, las Droseras
y las Nepenthes.
Por un lado, se encuentran aquellas que emplean un mecanismo
de pinzas como la “Venus
atrapamoscas” (Dionaea muscipula). Es una planta que tiene varias hojas que
salen de un mismo tallo subterráneo y cuyas terminaciones se dividen en dos
lóbulos abisagrados, bordeados por unos apéndices y que contienen tres
diminutos pelos sensitivos sobre la superficie interna. Cuando la posible presa hace contacto con uno
de estos pelos, se activa el mecanismo, pero solo se cierra si se vuelve a
repetir el contacto durante veinte segundos, de esta manera pueden evitar el
desperdicio de energía en caso de que el
insecto atrapado no tenga ningún valor nutritivo. Otro sistema de seguridad,
con el mismo fin, es que cuando se cierra deja unos huecos entre sus apéndices
para que la víctima, si es demasiado pequeña, pueda escapar. Finalmente si no
puede escapar se cierra herméticamente y procede a digerir a su presa mediante
la secreción de una sustancia que los “disuelve”.
Por otro lado, se encuentran
aquellas que emplean un mecanismo de pelos pegajosos como las “Droseras”.
Existen varios tipos de “Droseras”, entre
ellas, unas en forma de rosetas (Rotundifolias) y otras con hojas más
alargadas (Filiformis). Ambas se pueden encontrar en nuestra Península
Ibérica. En el caso de las Rotundifolias,
tienen unos pelos con una gota de néctar en el extremo de cada pelo que están distribuidos por toda la hoja. Este néctar
atrae a los insectos y cuando se quedan pegados la hoja, realiza una acción
envolvente que atrapa al insecto y lo prepara para su digestión. Las Filiformis tienen el mismo mecanismo de
pelos pegajosos, pero se diferencian
de las anteriores en que su hoja es alargada y realizan un movimiento de
espiral para capturar a su presa.
Por otra parte, se encuentran las plantas insectívoras que
utilizan un mecanismo de trampas de
caída como las “Nepenthes” que se
pueden ver en los trópicos. Las hojas de esta planta son alargadas con una
formación muy peculiar ya que de la hoja se forma un conducto que se comunica
con una especie de jarra formada por la propia hoja. Esta jarra tiene en el
borde de lo que sería la” boca” un néctar que atrae a los insectos y que además
les adormila para que caigan sin sentido al interior de la jarra. Dentro de la
jarra hay una mezcla de jugos y agua en las que el insecto se ahoga y forman
una especie de papilla que la planta disuelve y que le sirve de nutrientes.
Para finalizar, como dato curioso, añadiré que estas plantas
insectívoras en época de reproducción, les crece un tallo muy largo alejado de
sus “trampas”, donde florecen sus flores para que los insectos puedan hacer su
labor de polinización sin ser devorados.
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